06 marzo 2010

El instante de mi vida.

Ha pasado mucho tiempo, pero lo recuerdo como si hubiese sido hace un instante.

Estaba dormido, seguramente teniendo un sueño sin pies ni cabeza, y sentí como tus labios tocaban los mios. Miento, no tocaban, acariciaban suavemente mis labios, de tal manera que me senti en paz conmigo mismo y con el mundo. Era increíble, precioso. El mundo se paró completamente, levanté los párpados contemplando y saboreando el paisaje: tus ojos, tu mirada, tu sonrisa, la luz del sol entrando por la ventana e iluminándote. Completamente hechizado por tu beso, flotando, drogado de ti. Entonces me despé.

Estabas dormida, me metí en la cama sin hacer ruido para no despertarte. Estabas desnuda, y nos arrope para que no pasaras frió, estabas preciosa. La luz de mi habitación estaba encendida y podía ver perfectamente esa piel tan suave, no te toqué, ni te besé, ni pensé tan siquiera en tocarte un solo centímetro de tu hermosa piel morena, simplemente te miraba. Seguramente estuve horas mirándote los ojitos cerrados y la boca cerraba, escuchando tu respiración, contemplando tu belleza. Dicen que la belleza está en los ojos del que mira, pero es mentira, la belleza eras tu. Te miraba y miraba, no podía apartar los ojos de tu cara, era hipnótico, te miraba y miraba hasta que me dormí.

Capturar esos hermosos instantes y mirar como me mirabas, sentir como me sentías.
Ahora entre lágrimas recuerdo lo mejor de mi vida. Tu.
Tu eres el instante de mi vida.